junio 30, 2011

PHIPHI, LA ISLA CON FORMA DE CORAZON


Phi Phi se convirtió en una obsesión desde el día que vi unas fotos de sus playas y barquitos repletos de cintas de colores, así que cuando tuve que decidir a dónde quería ir de luna de miel, no lo pensé mucho más. Sabía que era caro llegar hasta allá, pero también que una vez ahí todo se hacía bien pagable. Con un poco de incredulidad, le comenté la idea a mi futuro marido y casi me desmayo cuando escuché un “me tinca” que al poco tiempo se concretó con dos lindos pasajes electrónicos que me dejarían por fin en el destino soñado.
LLEGAR A PHIPHI
Nuestro viaje hacia la isla partió en Bangkok (destino que también detallo en este blog); desde ahí hay que tomar un avión a Phuket, después un taxi al embarcadero y de ahí un ferry hasta la isla. Una travesía que en total es de 3 horas y media, por lo que recomiendo partir temprano para aprovechar bien el día. Mal que mal, uno está al otro lado del planeta y ¡no hay tiempo que perder!
El vuelo Bangkok - Phuket lo hicimos por Bangkok Airways; en una hora y media nos dejó en el aeropuerto sin saber mucho qué hacer. Por suerte nos encontramos con otra pareja chilena que andaba de luna miel; entre los cuatro le dimos un vistazo a nuestra Lonely Planet y sólo logramos concluir que había que tomar un taxi hasta el embarcadero.
Como suele suceder, te bombardean de ofertas al salir. Nosotros sabíamos que el  trayecto no nos podía salir más de 100 Bth (U$3,5) por persona. Y claro, eso fue lo que pagamos.
Llegar al muelle toma una hora más y ahí hay que comprar el ticket para abordar el ferry que lleva hasta la isla. Nuevamente hay que decidir  qué y cual tomar, pero el tema se simplifica diciendo a qué hotel se quiere llegar (si  tienes reserva previa); así ellos te dicen qué ferry te conviene, ya que no todos llegan al mismo puerto (ahí me enteré que había varios “puertos” en la isla).
Ton Sai
Y es que KO PHI PHI DON (así se llama) es en realidad dos islas unidas por un estrecho itsmo. Los barcos atracan comunmente en TON SAI (donde empieza el “pueblo”), pero también pueden dejarte en el otro extremo, TONG CAPE, donde hay muchos hoteles … muy lujosos por lo demás.

En fin. Volviendo al tema del ferry: el trayecto hasta PhiPhi es de una hora y media; nos cobraron 1.000 bth ida y vuelta (U$35); tarde nos enteramos de que es mucho más barato comprar ese trayecto allá, así que la sugerencia (si quieren ahorrar) es comprar sólo de ida y del resto encargarse en la isla. Pero más allá de la plata, quiero decir que es aquí donde ya empieza la aventura y el asombro.

Aunque el ferry tiene asientos para todos, nosotros optamos por irnos en cubierta. Ahí pudimos disfrutar del sol y del viento; muchos gringos sacaban sus latas de cerveza y otros, se ponían simplemente a dormir. Exquisito, aunque no hay que olvidarse del bloqueador, porque el sol quema fuerte y uno no se da ni cuenta.
Al llegar a la isla, fue inevitable no acordarse  de “Lost”. Los peñascos y acantilados son enormes y la sensación de estar “en medio de la nada” es de verdad distinta.

Llegada a la isla

Al bajar nos sorprendieron con el cobro de 20 THB por persona, destinados a “la limpieza de la isla”; y claro, no es gran cosa en plata, pero la verdad es que cuando uno ya puede recorrerla y se da cuenta que el tema de la basura es real, a lo menos intriga en qué rayos gastan todo lo que juntan.
Pero ya. Cuando uno está en PhiPhi todo se olvida; la idea es disfrutar del sol, de la playa y de todo lo que está ahí, esperando.
Al llegar van a ver que está lleno de puestos tipo “agencias” con fotos y nombres de hoteles, posadas y piezas donde se puede cotizar en caso de no tener reservas previas. En el caso nuestro, que teníamos reservado el CABANA HOTEL, tuvimos la suerte de que éste estaba a metros del muelle, por lo que sólo tuvimos que caminar un poco para empezar el descanso total.
Un dato importante: allá no hay calles ni autos ni nada. Los "pipinos" se mueven en bicicleta; los turistas, caminando o en taxi boat. Para llevar bolsos o maletas, ofrecen unos carros bien prácticos que se agradecen sobre todo cuando el hotel no está tan cerca.





Taxi Boat, la otra forma de moverse en la isla




TIPS
·         Compramos los pasajes en el aeropuerto de BBK y nos dieron un descuento por tomar el vuelo que sale más temprano (a las 8 de la mañana). Pagamos 2.390 Bth cada uno (cerca de U$80) en vez de 3.400 bth.

·         En el aeropuerto de BBK, al viajar con Bangkok Airways, nos cobraron sobrepeso. Según ellos no se puede ir con más de 20 kilos por persona en los vuelos internos. Lo curioso es que de vuelta (con Thai) veníamos con más cosas y no nos cobraron nada.

·         Para comprar los pasajes de regreso a BBK o hacia algún otro lado, está lleno de agencias en la isla.  La otra opción es hacerlo por Internet. Nosotros optamos por THAI, sin duda la mejor línea área (pagamos 3.150 bth por persona)

·         En el ferry de regreso ofrecen un taxi que lleva al aeropuerto por 150 bth. Nosotros,jurando que volveríamos a pagar los mismos 100 bth que pagamos de ida, no lo compramos. La sorpresa fue que en el muelle los taxistas estaban todos coludidos y cobraban 600 bth. Horror. Después de mucho negociar sólo conseguimos pagar 400 bth. La lección: comprar el de 150 bth en el ferry.


PHIPHI, LA ISLA CON FORMA DE CORAZÓN
Mi primera impresión al salir del hotel y mirar hacia la playa fue encontrarme con un peñasco que para mi tenía claramente forma de corazón. Aunque nadie más lo veía, para mí eso era una verdad indiscutible y me convencía aún más que estaba en el lugar perfecto para una luna de miel de ensueño (dejo la foto para las opiniones).

En fin. Es mayo del 2011 y el inicio del descanso total luego de unos locos días en Bangkok.
Como era temporada baja, la mayoría de los datos de restaurantes y bares impresionantes que mencionan la Lonely planet o revistas de turismo no se ven tan espectaculares como cuentan, o sea, los lugares existen pero están lejos de tener multitudes bailando o esa onda que uno espera encontrar en una de las playas más turísticas del mundo. Pero claro, en la parada que andábamos nosotros, la verdad, es que eso no nos importó demasiado.
Lo que sí hay que tener en cuenta a la hora de ir en temporada baja es el clima. Es época de monzones y eso significa que en cualquier minuto se larga a llover con una fuerza impresionante. A nosotros nos tocó unas tres veces; la primera me asusté, porque nunca había visto “acercarse” la lluvia desde el mar a una velocidad tal que corriendo y todo, nos alcanzó y nos empapó.
Las otras dos, fueron unos 20 minutos de diluvio, pero que al terminar nos dejaron con el mismo sol y ganas de estar en la playa.







EL PUEBLO
El pueblo se concentra en el “itsmo” que une las dos islas; es una calle principal y dos más chicas, todas con un  montón de tiendas de ropa, artesanía y agencias que ofrecen paseos de toda índole. Hay farmacias, los clásicos 7-eleven, cajas de cambio y hasta peluquerías. Las casas de los “pipinos” están medio escondidas entre medio.
Parque Memorial Tsunami
Casi no hay  vestigios del tsunami del 2004; salvo un parque memorial y una villa que se llama “Villa Tsunami”, el resto se ve como si no hubiese pasado nada. No sé qué es lo habrá cambiado en términos urbanísticos (no la conocía antes, entonces no puedo comparar) pero está repleto de restaurantes y bares a la orilla de ambas playas.
La gente anda caminando y los locales en bicicleta, gritando un “pi-pi!!” para avisar cuando están a punto de atropellarte. Es todo muy tranquilo. Y en muchos negocios piden dejar fuera los zapatos.
A mi me encantó. Se siente la calma y el relajo todo el tiempo. Nos encontramos con varios compatriotas y con algunos argentinos, con quienes pudimos compartir datos y tips. Amé las callecitas, la ausencia de civilización y que el tiempo corriera despacio.


LA COMIDA
Se puede comer en el hotel (nosotros no lo hicimos nunca), en restaurantes, cocinerías o en los puestos de comida más informales. Las posibilidades son tan variadas como los resultados.
En los puestos de comida lo más frecuente es encontrar choclos asados (que son una maravilla), pinchos de mariscos o panqueques de nutella. Todo rico y muy barato.



Un choclo, por ejemplo, cuesta 20 bth (U$0,6). Los mariscos, no son malos pero están lejos del sabor que uno espera encontrar o del que aquí en Chile estamos acostumbrados. Son más esponjosos y desabridos, pero salvan. Los panqueques de nutella, son un poco altos en calorías y mantequilla, pero exquisitos para los que amamos este tipo de cosas.
También hay unos fritos de coco, que vale la pena probar. Hay  varios puestos con frutas, pero salvo las sandías, las encontré medio desabridas.

Restaurantes hay muchos. Elegantes e informales. Se puede comer comida thai, italiana, gringa o lo que sea. De los que nosotros conocimos, puedo recomendar:
CIAO BELLA, en la playa misma, por el lado de AO LO DALAM. Es bien grande, con mesitas de madera en la arena y buena música. Me encantó. De hecho fuimos varias veces. Se puede comer de todo; ensaladas, pizzas, crepes, etc. Su dueño, un italiano, tiene a la venta el libro que escribió con sus experiencias en el tsunami, con testimonios y fotos bien impactantes.
LE GRAND BLEU, un restaurante italiano que está también en la calle principal, casi al inicio del pueblo, a mano izquierda. Es bien bonito y ahí nos comimos unos spaguetti deliciosos. Como referencia de los precios, puedo decir que por dos platos, una copa de vino y una cerveza, pagamos 520 bth, unos U$18)
CHAO KOH RESTORAN, justo al frente del PhiPhi Lodge. Tiene ricos mariscos y pescados. Recomiendo la barracuda a la mostaza y el King con salsa de vino. Rico, rico. Como referencia: dos platos con arroz, más bebidas por 630 bth, (unos U$21)
ITALIANO, donde obviamente venden comida italiana. No es nada del otro mundo, pero es posible tener pizzas a precios razonables y ricas.
CARLITOS BAR: tiene una vista privilegiada y funciona más de noche. De hecho tienen un “show” de fuegos artificiales todos los días a las 22.00 horas. El “pero” es que los tragos no son buenos o no son lo que me esperaba. Además no tienen nada, pero NADA para comer.

Carlitos' Bar

Ciao Bella
TIPS:
·         Ojo con los saleros. Como aquí son bien “spicy”, la pimienta es la que está en lo que para nosotros es el salero (el que tiene hartos hoyitos) y la sal está en lo que nosotros conocemos como el pimentero (el que tiene sólo un hoyito).

·         Cervezas locales ricas: CHANG y SINGHA

·         Pese a la enorme cantidad de pescados y mariscos, no conocen el ceviche.

·         En los restoranes no cobran impuesto como en BBK

·         El happy hour es de 16 a 22 horas, bien temprano.

DORMIR EN PHIPHI
Como ya lo comenté, nosotros nos quedamos en el CABANA HOTEL que nos pareció espectacular y a muy buen precio.
La primera ventaja es que está al lado del pueblo, lo que permite salir a comer caminando (sin depender de los taxi boat) y tener acceso a las tiendas y paseos sin problemas.
La segunda, es que tiene acceso a las dos playas o bahías, TON SAI y LO DALAM. Y la tercera, es que está lejos de los bares y restaurantes bulliciosos que no dejan dormir. Sus instalaciones son muy buenas; una piscina enorme con reposeras con vista al mar, piezas ricas y buenos desayunos.  ¿Qué más se puede pedir? Nosotros no necesitábamos nada más.


Cabana Hotel, la piscina


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Vista desde la piscina a la playa


De todos modos, y atendiendo a mis inquietudes periodísticas, fuimos a inspeccionar otros hoteles. La oferta es grande y muy variada. Hay de todos los precios y para todos los gustos. De hecho se puede alojar hasta por 20 dólares. Claro, todo depende de lo que se ande buscando.
Long Beach
Fuimos a conocer por ejemplo, la oferta hotelera que está en LONG BEACH (más lejos del pueblo). Hay varios hoteles grandes con piscina y buena infraestructura.

Entre los que nos llamaron la atención, destaco VIKING NATURE RESORT que tiene unas cabañas muy hipponas y bonitas; es ideal para los que quieren estar “aislados” del pueblo (está a unos 40 minutos caminando), pero tiene la desventaja de no tener aire acondicionado; las cabañas son chiquitas y algunas tienen la ducha afuera y con agua helada.

Viking Nature Resort

CABANA HOTEL
Precio referencia: 3.500 bth x noche (2 personas)
Claramente es más conveniente pagar por agoda.

VIKING NATURE RESORT



TIPS
·         Hay muchos gatos y la mayoría tiene la cola muy corta. En la noche salen muchas ranitas en el camino y es un must salir con repelente para que no te coman los mosquitos.

·         Los tragos, al igual que en BBK, no son buenos. Es mejor irse a la segura con las cervezas.

·         Como referencia para los precios. Un helado (Magnum) sale 40 bth y un paquete de Pringles, 100 bth. Ahora, todo depende de donde se compren. Siempre es mejor el supermercado.

·         Los hoteles no tienen WiFi  gratis, pero está lleno de locales con Internet. Cobran 2 bth por minuto y 20 bth por hoja impresa.

·         Los enchufes y la electricidad son iguales a los nuestros, no se necesita adaptadores ni nada.

·         No hay muchos basureros, quizá por eso en las playas no es raro encontrar botellas y plásticos. Una pena.

·         Es imposible andar sin bloqueador y una botella de agua en la mano. En los hoteles suelen regalar dos botellas diarias, pero igual uno termina comprando más. Ahora, ojo: no todas las botellas de agua que venden son ricas. Hay que fijarse que diga “agua mineral”, si no son aguas tratadas que no las recomiendo, son saladas y amargas. La mejor para mi gusto es “Mineré”, de Nestlé.

·         Al caminar, sin ser alarmista, hay que tener cuidado con las palmeras. Al menos dos veces me tocó ver caer un coco literalmente de las alturas a casi encima de la cabeza. 

PERO EN RESUMEN, NO PUEDO SINO DECIR QUE PHIPHI ES UNO DE LOS LUGARES MÁS LINDOS EN QUE HE ESTADO.  ¡¡¡¡¡¡¡VALE MUCHO LA PENA CONOCERLO!!!!!!!!


LAS PLAYAS

Evidentemente las playas son la primera y principal atracción. Son de aguas tibias, muy tibias, bien saladas y de un color calipso increíble. Imposible no sentirse en el paraíso. 
Son bien bajas también, sobre todo las de AO LO DALAM. Por ese lado del mar uno puede caminar bastante y el agua sólo llega a la cintura. De hecho, algunas tardes nos tocó ver que tipo 6 de la tarde el mar se recoge tanto que deja muchos botes literalmente en la arena y un paisaje casi de otro mundo.

Cuando baja la marea...
Al otro lado, por TON SAI, el mar es más profundo y tiene también unas corrientes de agua fría que se agradecen. Es mejor para nadar un poco.
Todo es bien tranquilo. Uno puede meterse al mar sin preocuparse de las cosas que dejó en la arena. Nadie está preocupado de robarte. Todo el mundo está preocupado de pasarlo bien. Maravilloso.





TOUR POR LA ISLA
Las cientos de agencias que hay ofrecen paseos por medio día o por el día entero; el primero sólo hace un paseo por las desoladas playas de PHIPHI LAY (la isla del frente), en cambio el segundo ofrece eso más una visita a las playas de toda la isla PHIPHI DON. Ese fue el que tomamos nosotros.
El paseo parte con una caminata hasta el lugar donde está el bote, caminata en la que además se van sumando los demás turistas del grupo. Una vez en la playa, reparten el equipo de snorkel y se da la orden de subir al bote, donde caben unas 20 personas. Nosotros nos fuimos adelante; tiene la ventaja de ver más, pero hay que ir preparado para empaparse en el trayecto.
La primera parada es en MONKEY BEACH, una playa chiquitita que por alguna extraña razón está llena de monos. Es como bien extraño el panorame, pero ellos te reciben en la arena y se dejan sacar fotos bien de cerca. Tuvimos la suerte de ver incluso una monita con su guagua... tan linda!
Pero claro, de repente un grupo de monos se enojó por que un turista los molestó con la cámara y nos salieron persiguiendo... además del susto y el ataque de risa, no pasó nada... 




La siguiente parada es en la popular MAYA BAY, donde Leonardo Di Caprio hizo la película “La Playa”. Llegar ahí impacta por el color del agua y el paisaje. El tema es que nadie te avisa que para poder conocer el paradisíaco lugar donde se hizo la pelicula hay que pasar por una travesía no menor.
Como el bote no puede atracar en la orilla (porque no hay) te dejan a unos cuantos metros; uno se tiene que tirar al mar y nadar hasta unas rocas donde existe una especie de escalera de cuerdas por la que hay que subir. Suena bien fácil, pero la verdad es que al acercarse a las rocas la corriente es bastante fuerte y te empuja; da susto. Yo de hecho, que me las doy de valiente, no pude hacerlo y sólo logré llegar hasta allá gracias a que le pedí a un chico thai que me llevara en kayac.
Al subir la “bendita” escalera hay que caminar hasta la playa, que claro, es bien espectacular. Chica, encajonada, linda.


Estuvimos ahí unos 10 minutos y nos llamaron para volver al bote. UF. había que pasar otra vez por el trauma de la escalerita. Esta vez no estaba el kayac salvador y tuve que aperrar sola. La única receta es tirarse al agua cuando te gritan “go!” y no soltar la cuerda que te aleja de la orilla. El resto, es nadar.
Sin ánimo de alarmar ni asustar a nadie, tengo que contar que varias gringas llegaron “apenitas” al bote. Varias llegaron con heridas en los pies y casi pidiendo perdón. Estoy segura que Di Caprio no pasó por eso, claro. Pero vale la pena. A mi no me pasó nada y tuve una buena aventura que hacer y recordar.
Después de tamaña aventura, el paseo siguió su curso. Nos dieron un almuerzo para reponer fuerzas (arroz con pollo y sandía de postre) y paramos luego en LOH SMAH BAY, donde pudimos hacer snorkel.
Eso sí que era de verdad paradisíaco. Es como nadar en un acuario. Está lleno de pececitos de colores que ni siquiera te hacen el quite. Los “guías” les lanzan pan y estos pececillos se lanzan cual piraña a comer, importándoles un bledo si en eso te dan picoteos en el cuerpo.
El espectáculo marino es maravilloso. Hay peces de varios colores, unos erizos y corales gigantes. Ir sin una cámara para sacarles foto es casi imperdonable.
Después de nadar, volvimos a PHIPHI DON para parar en LOH MOO DEE BEACH, una playa muy bonita donde nos dejaron nadar y tomar sol harto rato.Una buena idea para disfrutar de ese paisaje que parecía robado de un cuadro.

De ahí nos fuimos a RUNTEE BAY, donde nuevamente nos metimos  al mundo de los pececitos de colores. Y aunque el tour contemplaba pasar después a BAMBOO y MOSQUITO ISLAND, nos explicaron que como se aproximaba el monzón no podríamos ir. Plop. Nos quedamos con las ganas.
Antes de volver sólo pudimos pasar por TONG CAPE, el extremo donde están los hoteles más lujosos de la isla. Sin embargo, el saldo fue absolutamente positivo. El paseo vale mucho la pena.
Costo: 500 bth (aunque nosotros pagamos 450 en una agencia donde además nos atendió un español)

VIEW POINT
Dentro de la isla, un panorama 100% recomendable es subir al View Point, el punto desde el cual se ve el itsmo y toda la isla.
Llegar hasta “la base” es fácil. Está bien señalizado. Sólo hay que  “ internarse” por el pueblo hasta encontrar una escalera . Uf. Es bien larga y uno se cansa bastante al subir, pero se puede.
Al terminar, la caminata sigue por un camino pavimentado, pero no menos agotador.
En un momento van a ver un cartel que dice “A Point View 1” y “Point View 2”, ambos indican una flecha a la derecha, pero lo que hay que hacer  para llegar al lugar que de verdad vale la pena, es seguir subiendo hacia la izquierda.
En total la travesía dura unos 40 minutos; recomiendo ir bien equipado con agua y bloqueador.
Al llegar es imposible arrepentirse. La panorámica es preciosa y hasta hay un negocio con bebidas y helados para recuperar energías. Además, ahí tienen una foto que muestra como quedó la isla con el tsunami, lo que hace aún más recogedor el paisaje.




Para volver hay dos opciones. Una es bajar caminando (como 2 horas) hasta la playa y luego tomar un taxi boat para volver al pueblo. La otra, es volver por el mismo camino del inicio (que es lo que hace la mayoría).
BUCEO
Otro de los imperdibles en Phi Phi es el BUCEO. Yo lamentablemente no pude hacerlo por un problema al oído, pero es un “must” para los amantes de la aventura y el mar.
Para esto, recomiendo la agencia donde encontramos a una chilena (nosotros agradecíamos el poder escuchar las ofertas e instrucciones en español). Ella se llama Carla y la agencia es BARACUDA, en la calle principal. Ella nos contó que para los que no saben bucear, se puede hacer un instructivo corto y dos inmersiones, todo por 3.400 bth (unos 115 dólares, aprox).
TIPS: No pueden bucear el día anterior o posterior al que estuvieron en un avión, porque es un cambio muy brusco de presión; tampoco si tienen problemas al oído.

MASAJES
Estar en PhiPhi y no hacerse un “thai massage” mirando el mar es casi un pecado. Más aún sabiendo que cuestan un tercio de lo que cuestan en Chile (300 bth, unos U$10).
El masaje tailandés es bastante particular. Nosotros lo tomamos en un puestito que estaba al lado del hotel, por la playa de AO LO DALAM  y nos encantó. Al principio pensábamos que era super doloroso y que la idea de instalarse ahí no había sido del todo buena, pero después nos convertimos en adictos.
En resumen: puedo decir que son masajes por todo el cuerpo y en los que no aplican cremas ni aceites sino toallas y mucha presión. Las masajistas tienen mucha fuerza y uno termina haciendo unas contorsiones impresionantes. Duele un poco de repente, pero la sensación final es espectacular.
Otra buena opción son los “OIL MASSAGE”; nos hicimos uno en el mismo local, para probar. Aquí sí que usan aceites y son también en todo el cuerpo. Sin embargo, no son los típicos masajes de relajación, sino que también implican ciertas contorsiones; pero son bien buenos.
Una de las cosas curiosas que vimos fue una especie de acuario lleno de peces donde se meten los pies para que “coman” tus impurezas. No lo hice porque me dio un nervio espantoso, pero dicen que es rico.